Qué es la Fisioterapia neurológica o neurofuncional:
La Fisioterapia neurológica, NeuroFisioterapia o también llamada fisioterapia neurofuncional, consiste en intervenciones rehabilitadoras con el objetivo de mejorar los aspectos físicos de trastornos neurológicos y neuromusculares.
Nuestra fisioterapia neurológica ofrece al paciente con daño cerebral, una serie de técnicas y conocimientos dirigidos a mejorar en los siguientes aspectos:
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La calidad y la eficacia de los movimientos.
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El control postural.
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Mejorar la marcha la estabilidad.
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Reducir la espasticidad, los temblores, la fatiga.
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Búsqueda de la autonomía,la independencia en la vida diaria y mejorar así la calidad de vida tanto del paciente como del familiar o cuidador.
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Después de una evaluación encaminada a valorar las capacidades preservadas del paciente y sus dificultades, el fisioterapeuta neurológico, junto con el paciente y/o familia, establece una serie de objetivos a alcanzar con el tratamiento.
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Tanto en la evaluación como en el abordaje terapéutico, el fisioterapeuta puede servirse de una o varias de las corrientes de fisioterapia neurológicas que hoy en día se vienen desarrollando.
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El fisioterapeuta especializado en neurología busca, investiga y se actualiza. Conoce cómo y de dónde surge un movimiento, qué sistemas se activan, qué musculatura participa, aplican estos conocimientos a la realidad del paciente, para mejorar su calidad de vida.
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Ayudar a los pacientes de daño cerebral (DC) a alcanzar unos niveles óptimos funcionales físicos para facilitar la independencia y la integración social.
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Evaluar de forma rutinaria y sistematizada las alteraciones motoras del paciente.
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Realizar una intervención temprana en el paciente con DC dirigida a mejorar las habilidades, minimizar los déficits posturales y motores, así como prevenir alteraciones secundarias derivadas de la falta de movilidad y el encamamiento prolongados.
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Enseñar a los cuidadores principales las transferencias y el movimiento activo así como un adecuado control postural mientras permanecen sentados (sedestación), de pie (bipedestación) y durante la marcha (caminando).
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Realizar una intervención terapéutica integral, que combine diferentes técnicas de tratamiento en función de las alteraciones sensitivo-motoras del paciente así como su estado cognitivo y emocional.
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Desarrollar un plan de formación dirigido al paciente, la familia, el cuidador y la comunidad para apoyar el proceso de recuperación y garantizar la prevención de la discapacidad secundaria.